En muchas ocasiones, escuchamos decir que alguien está separado, o que alguien está divorciado, y enseguida entendemos, que se trata de una ruptura sentimental, en el que la pareja tiende a alejarse el uno del otro. Pero…¿Cuál es la diferencia entre separación y divorcio? A lo largo de este escrito, intentaremos destacar las principales características que definen a cada una de las dos situaciones.
Se consideran cónyuges separados cuando las dos personas viven separadas una de la otra y no hay indicios de reanudar la convivencia.
Dos personas pueden estar separadas físicamente pero vivir en la misma casa. Las personas que se encuentran en esta situación, están en la misma vivienda pero separados a parte, es decir que las dos personas hacen vidas independientes la una de la otra.
Para determinar que una persona esta viviendo en el mismo techo que otra, pero de manera separada, el tribunal examinará una serie de circunstancias entre los cónyuges tales como, que las personas que habitan en la casa duermen en habitaciones separadas, que no tengan relaciones sexuales entre ellas, que grado de comunicación existe entre ellos dos, si una de las partes está prestando servicios domésticos, si preparan las comidas por separado, si comen en la misma mesa, si hacen vida social juntos.
Diferencias legales entre estar separado o divorciado.
Cuando los cónyuges se separan, pactan unos acuerdos para obtener una orden que dictaminará, la custodia de los hijos, la manutención de ellos, el importe de pensión alimenticia se tendrá que pagar, y la repartición del patrimonio.
Separación: Los cónyuges pueden estar separados uno del otro pero sin divorciarse, no hace falta celebrar un divorcio para estar separados para siempre si así lo quieren ellos. Si uno de los dos cónyuges quiere casarse con otra persona, entones si que tendrían que divorciarse y firmar unos papeles.
Divorcio: El divorcio permite que uno de los dos cónyuges pueda casarse con otra persona. El divorcio es la ruptura del matrimonio, que se establece cuando los cónyuges han vivido separados durante al menos un año.
Cuando un tribunal concede un divorcio.
El tribunal tiene que asegurarse de que no existe ninguna posibilidad de reconciliación entre los cónyuges. El tribunal tiene que procurar lo mejor para los hijos del matrimonio que se divorcia, por ello tiene que asignar una manutención a los niños, y también asignar los días de visitas de sus padres.
Una vez el tribunal tramita el divorcio, este entra en vigor a los 31 días después de que se presente la sentencia. Pasado este mes ya puede casarse con otra persona.
Si uno de los dos cónyuges no quiere dar el divorcio al otro, no hay ningún problema. La ley no requiere el consentimiento de las dos personas para conceder el divorcio, con lo que la persona que pida el divorcio se le concederá, incluso si el cónyuge no este desacuerdo.
¿Que conviene más?
Cuando hay coberturas médicas, planes de pensiones, seguros médicos, y seguros dentales, conviene más estar separado, ya que si se tramita el divorcio el cónyuge perderá estas coberturas. Por el contrario si no se tramita el divorcio, el cónyuge puede continuar disfrutando del plan de seguro médico y dental que tiene su cónyuge.
Si su cónyuge tiene un plan de pensiones, un divorcio puede perjudicarle a la hora de percibir los beneficios. Antes de divorciarse siempre se tiene que consultar con un abogado para que le aconseje si es lo más adecuado para su caso o no.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que si existe patrimonio entre los cónyuges, tales como casas o terrenos, cuando fallezca uno de los dos y no se haya escrito ningún testamento, el patrimonio pasa al cónyuge casado, ya que no hay ningún documento de divorcio.
El divorcio y la modificación de los términos de la separación.
El divorcio no impide cambiar los términos de la orden judicial establecida. La custodia y manutención de los hijos, puede variar si se producen cambios en las circunstancias de vida de los cónyuges. El importe de la manutención también puede variar si las circunstancias de uno de los cónyuges cambian. Por tanto estar divorciados no significa que no se puedan cambiar los términos establecidos de la separación.